2014/01/14

Digamos que cuando yo tenía quince años no era demasiado experimentada en lo referente a los hombres. Más bien no tenía ni idea. El simple hecho de saber que algún momento tenía que acabar besando a uno no me producía ningún tipo de emoción, sino más bien pereza. ¿Para qué tenía que dejar que cualquier petardo de por ahí se acercase tanto a mí? Tenía mis amores platónicos, una no es de piedra, pero eso es lo que me gustaban de ellos, que eran platónicos. El 99% de los primeros besos son lo peor que te puedas echar al cuerpo (el otro 1% lo dejo para los de las pelis, que a todos nos gusta soñar que algún día tendremos un beso así).
El mío no fue tan adorable como esto:
Imagen
Ni tan apasionado como esto:
Imagen
El mío fue de película de terror.
Volviendo a mis quince, en esa época un amigo tuvo un ataque de madurez bastante adelantado a su edad (él tenía quince también) y me dijo una frase de la que siempre me acuerdo y repito a cualquiera en cuanto la situación lo pide: donde hubo fuego siempre quedan cenizas. Amén. Yo tenía quince años, los chicos no me producían ningún tipo de interés y por ende no había cometido ningún error (ni acierto). Ahora tengo casi venticinco. Y si le hubiese hecho caso, digamos que mi lista de “cosas que no tendría que haber hecho en cuanto a los hombres” se habría reducido un 40%. Puede que la cifra así tal cual no parezca demasiado larga pero si la traducimos en horas de terapia con amigas, lágrimas o chocolate ingerido digamos que es significativa.
Pero me alegro de no haberle hecho caso porque sino no sería quien soy hoy. Creo que voy en contra de las tendencias habituales escribiendo este post ya que el objetivo de este es darle las gracias a los ex. Sí, justo eso. Todos/as los/as que seamos felices ahora mismo estando solteros/as es gracias a ellos. Vamos a ver por qué:
1)   Porque ahora conocemos el significado real de la frase “mejor solo/a que mal acompañado/a”. Y qué razón tiene. Estar con un/a idiota o estar por estar no merece la pena, quita tiempo y oportunidades mejores.
2)   Porque nos han mostrado qué es lo que no queremos y qué es lo que no vamos a volver a aguantar. No queremos ser el segundo plato. No queremos que nos entreguen un corazón a medias porque como decía una profesora mía “corazones partidos no quiero, porque cuando doy el mío lo doy entero”. No queremos más excusas. Y ante todo no queremos estar pasándolo mal por nadie.
3)   Porque nos han mostrado qué es lo que sí queremos. Creo que esto es lo más difícil de saber porque siempre nos es más complicado hablar en positivo. Queremos a alguien que nos quiera tal y como somos, con lo feo y con lo bonito.
4)   Lo más importante de todo: gracias a ellos/as nos daremos cuenta de quién es la persona con la que tenemos que pasar el resto de nuestra vida.
Así que, a mis ex, a través de este post (porque jamás lo haré a la cara, me gusta más limitarme a lanzar miradas hostiles y torturaros) os digo: GRACIAS. Y que jamás volveré a tropezar con la misma piedra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario