Cuando abandonamos este mundo todos los grandes problemas que creíamos que teníamos se transforman en un inmenso vacío. Porque los problemas no existen, solo viven dentro de nosotros.
Las cosas tienen la importancia que ponemos en ellas y ejercen en nosotros la influencia que permitimos.
Cuando nos morimos nuestra presencia o ausencia no hace la menor diferencia, somos pequeños pero prepotentes. Vivimos olvidando que la muerte siempre está al acecho. Si la gente esperase la muerte, tal vez procurara vivir mejor. Igual esperase menos de los demás, perdonaría más, valoraría más el tiempo y menos el dinero.
Si viviésemos conscientes de que en cualquier momento puede terminar nos importarían menos tonterías, no esclavizaríamos la mente con ese culto al cuerpo que de nada sirve. ¿Es lo único que quieres que puedan decir de ti cuando te vayas? ¿¿¿Que guap@ era???
Entenderías que no vale la pena entristecerse con cosas banales, porque cada día más es un día menos.
Solamente somos lo que dejamos cuando nos vamos. ¿Cómo te gustaría ser recordado?
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