Muchas veces he tenido que olvidarme de lo que siento para recordarme lo que merezco, es lo que no romantizo del amor propio, porque muchas veces así sientas algo fuerte por alguien te debes alejar cuando estás en el lugar incorrecto; no es fácil este camino, ser la mujer que muchos admiran porque no se deja de nadie, porque es independiente y aguerrida, pero sobre todo porque no permite el maltrato ni la indiferencia de un hombre, todo tiene un precio en la vida, y el de nosotras es bien pagado, porque nos puede doler un rato, pero la tenemos clara de que no debemos retroceder en la mujer que hemos creado nosotras mismas; si me preguntan que cómo le he hecho para lograr mi seguridad, mi independencia emocional, les diré que costó muchas lágrimas, muchas noches sanando, y que todo eso valió la pena, porque nunca antes me sentí tan plena, tan tranquila, por eso no le huyo a la soledad y tampoco al amor, ambos los he disfrutado, cada uno tiene su oportunidad de estar conmigo, he querido mucho y también me he sabido ir sin decir nada, porque soy de las que no hace bulla cuando se aburre de niñerías, de las que no mendiga atención, porque sé muy bien qué clase de mujer soy, por ello rectifico que esto de amarnos no es romántico, pero es mucho mejor que llorar, que suplicar que nos quieran un poquito, es mucho mejor que aguantar una mala compañía solo por falta de coraje para irnos o las mil excusas que se inventan para quedarse al lado de quién no las mira igual que ustedes, yo aprendí a mirarme bonito, a quererme a lo lindo, y desde ese día dejo claro que el que quiera estar en mi vida debe darme lo que me merezco, nunca acepto menos. Y que me digan exigente no me importa, al final de todo, solo yo sé lo que valgo realmente y eso es mucho como para aceptar un amor de migajas.
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