NO TE ENCUENTRAS.
Respiro y no vacío el caos que siento.
Lloro y no limpio lo que emborrona mi vida.
Grito y no soy escuchada por la brisa mañanera.
Así pues, mejor me quedo escondida en mis apretadas sonrisas.
Cuando la luz se va apagando y no encuentras el cómo volver a darle potencia, te cubres con cansadas manos esperando que pase la tormenta.
Las mañanas son eternas y las noches te despiertan con tsunamis de desespero, mientras vas invocando al consuelo.
Caminas sin rumbo fijo, viendo que el asfalto es un remolino de tierra movediza que te arrastra y se ríe de tu torpeza.
No entiendes más allá de la oscuridad que te mortifica, la cual te canta nanas para distraer a tus sueños.
No percibes que la vida se escapa por las esquinas de las calles que te suplican esperanza.
No escuchas a esas manos amigas que te quieren abrazar y te suplican que todo pasa.
Sigues aferrada a tu credo de que tú no estás hecha para todo lo que dejaron escrito en tu manual de supervivencia.
Y te confundes a ti misma con el crucifijo de mea culpa, mientras buscas al culpable de tanta desdicha.
Vive, siente, déjate ser vivida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario