Carta a la ansiedad que te puede ayudar a superarla.
Querida ansiedad,
Hace ya algĂșn tiempo que decidiste aparecer en mi vida y convivir conmigo. Al principio, eras una absoluta desconocida para mĂ y, para serte sincera, no me gustaba tu presencia. Me incomodaba, me agobiaba, me hacĂa sentir cosas que nunca antes habĂa sentido, cosas muy desagradables, cosas terribles.
Cada vez que te acercabas a mĂ, me entraban sudores frĂos y temblores, la respiraciĂłn y los latidos del corazĂłn se me aceleraban, pero, sin duda, lo que mĂĄs odiaba de ti, era cuando no me dejabas dormir por las noches. A veces lleguĂ© a pensar incluso que me ibas a matar.
Yo no me rendĂa, todos los dĂas hacia todo lo posible por echarte de mi cuerpo, de mi casa, de mi vida, pero, cuanto mĂĄs intentaba aniquilarte, con mĂĄs fuerza volvĂas.
LlegĂł un momento en el que no logrĂ© ganarte el pulso, me habĂas debilitado por completo y, como yo sola no podĂa seguir luchando contra ti, fue entonces cuando decidĂ pedir ayuda. Y entonces todo cambiĂł.
ComprendĂ que debĂa dejar de guerrear contigo, ese no era el camino para olvidarme de ti. DejĂ© de gritarte que me dejaras en paz e hice el esfuerzo de sentarme a escuchar lo que me tenĂas que decir. Si te habĂas tomado la molestia de llegar hasta mĂ, serĂa por algo, ¿no?
Efectivamente. Las charlas contigo no eran nada fĂĄciles, pero me gustaban y pronto cambiĂ© mis juicios sobre ti y pasĂ© de odiarte a quererte e incluso a necesitarte. ¿CĂłmo podĂa ser posible que de ser mi mayor enemiga habĂas pasado a ser una amiga, una aliada? Ni yo misma lo entendĂa, pero ahora lo comprendo todo. Te necesitaba para cambiar mi forma de interpretar la realidad, una forma que estaba totalmente distorsionada. Te necesitaba para deshacerme de las falsas creencias que me habĂan acompañado a lo largo de toda mi vida. Te necesitaba para poner lĂmites a todo eso que me estaba haciendo daño, para aprender a decir NO, para dejar de exigirme constantemente y sabotearme a mĂ misma. Te necesitaba para reconciliarme con el pasado, para perder el miedo al rechazo, para dejar de intentar agradar siempre a los demĂĄs, para ser yo sin importar el ‘quĂ© dirĂĄn’. Te necesitaba para dejar de castigarme, para aprender a cuidarme, para dejar de depender de los demĂĄs, para expulsar lo tĂłxico y tomar el timĂłn de mi propia existencia. Te necesitaba para destruirme y volver a construirme, para recuperar mi libertad interior, mi esencia. En definitiva, te necesitaba para volver a sentirme feliz y plena.
Ansiedad, ahora puedo decir abiertamente que eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Hace un tiempo que te fuiste, no te echo de menos porque me has enseñado muy bien a defenderme sola, pero si en algĂșn momento necesitas volver, no te preocupes, estarĂ© dispuesta a recibirte, a acogerte y a aceptarte.
Gracias ansiedad por descubrirme, por cambiarme, por ayudarme a crecer.
Gracias por darle sentido a mi existencia.
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