Hay cosas que no nos cuentan y si lo hubiéramos sabido antes ¡Las cosas serían distintas!
No nos cuentan que hay amistades que a veces traicionan, hay amistades que un día sin saber muy bien por qué dejan de serlo, hay personas que conoces y con las que en principio no tenías nada que ver y después se convierten en amigos leales.
No nos cuentan que la familia a veces solo es un vínculo de sangre y no supone nada más allá. Que compartir ADN no implica compartir aficiones, sueños, conexiones...
No nos cuentan que el amor no lo puede todo, que puede llegar a ser un infierno aunque creas que es amor. A veces duele no sentirte querido y amar a quien no te quiere. El amor es maravilloso cuando es sano y correspondido pero a veces no es así.
No nos cuentan que ser padre es muy difícil porque los niños vienen sin instrucciones, pero también es difícil ser hijo porque los padres tampoco las tienen.
No nos cuentan tantas cosas y a veces nos las cuentan edulcoradas que es difícil no perderse por el camino y creo que esta es la cuestión. Cada uno debe llevar el suyo, no hay brújula ni mapa, hay que vivirlo y andarlo. Ni más ni menos, cada uno el suyo.
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