DESCONCIERTO..

 A la mayoría nos gusta que nos presten atención, que nos llamen, que nos escriban, que nos dediquen tiempo. Y por eso la decepción y el desconcierto son grandes cuando quien te lo dedicaba deja de hacerlo sin motivo alguno.

Entonces empiezas a preguntarte por los motivos que pudo tener, si hiciste algo que le molestó, si tú eres culpable por no haber sabido mantener su atención.

Dependiendo de tu nivel de autoestima, esta situación puede hacer mucho daño. A veces dejamos la puerta abierta a los pensamientos negativos sobre nosotros mismos. Entran con o sin nuestro permiso y se adueñan del lugar.

Mientras tanto, en algún otro sitio, alguien continúa con su vida, en el mejor de los casos sin saber el daño provocado y en el peor, sin importarle lo más mínimo. Alguien egoísta, carente de empatía.

¿Sabes? No merece la pena dedicar ni un minuto a esa persona, ni intentar buscar un porqué. Tampoco sería justo que este episodio influyera en tu forma de tratar a las nuevas personas que puedan llegar a tu vida.

Dicen que de todo se aprende. Dale la vuelta a la tortilla y mira el lado positivo: te has quitado de encima a alguien que no merecía la pena.