2019/09/05

Un texto que escribí hace 10 septiembres.

Septiembre es un mes raro, con una entidad propia, un mes especial y absolutamente diferente al resto de meses del año. Todos los meses tienen algo parecido entre sí. Julio se parece a Agosto al igual que Octubre a Noviembre. Diciembre es hermano gemelo de Enero ya que ambos meses comparten frío y fiestas a partes iguales, pero ninguno se parece a Septiembre. Una de sus peculiaridades es que, siendo el noveno mes del año, para muchos es considerado como el verdadero comienzo del mismo por estar situado justo después de ese sueño fugaz llamado verano. Y así se convierte no sólo en el mes en rescatas las sudaderas sino que también se presenta a nuestro lado para hacer balance, resolver los asuntos pendientes, dejar de fumar, volver al gimnasio o ir a la escuela de idiomas. Pero es mucho más que eso. Septiembre tiene algo inexplicable, algo de muda de piel, de transición, algo indefinible entre la nostalgia, el regreso y despedida. No sabría decir el qué. Es algo, como una sensación de viaje del que nunca debimos regresar.

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