Te cansas de dar siempre... das espacio, das tiempo, das explicaciones, das consejos, das la mano, la paciencia y a veces, hasta tu brazo a torcer...
Das pasos, aunque no siempre para adelante, das alegría, das abrazos, tu hombro y hasta los besos por compromiso...
Das, a manos llenas y sin exigencias y de lo único que realmente te cuidas, es de no dar nunca pena... y así se nos pasan las horas, los días, los años y hasta la vida y entonces caes en la cuenta de que lo único que te apetece dar, es una tregua a ti misma y te paras, sonríes, coges aire y cierras el chiringuito sabiendo que has dado todo cuanto tenias y a partir de ahora además de llamarte egoísta, pasarás por descontado a ser, la mala del cuento...
P.D. Y por una vez te importa un bledo.
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