Cuando le caigo mal a alguien simplemente no miro nada de esa persona, no busco su trato, le regalo ausencia, y utilizo mi contra para las malas vibras que pueda lanzarme, no le envío mensajes para buscar su aceptación, evito tener contacto sin dejar de lado mi chispa, mi magia, no lanzo indirectas sino dardos de bruja para que sepa que sé de su mala voluntad, pero no lo hago a cada rato, solo cuando se me colma mi paciencia que me regalaron corta, si me dicen que le caigo mal a tal persona, que me quiere destruir, solo sonrío, porque muchos han querido hacerlo desde niña y no lo consiguieron, siempre he salido bien librada de los malos pensamientos hacia mí, porque los que me protegen nunca duermen, he sido luz, pero también oscuridad, esta última inunda mi mente, declara indiferencia, fulmina lo que no me conviene.
Si a alguien le caigo mal, no le hago daño, no devuelvo lo mismo, solo dejo que el karma se encargue, mientras yo sigo haciendo lo mío, hace mucho que me he alejado de esos vicios de darle importancia a personas que solo desean ver mi caída, pero yo siempre he sido como la flor en el concreto, siempre floreciendo. Ya no hagan mala sangre conmigo, porque para mí ni existen desde que sé que les caigo mal, mejor tomen mi ejemplo, así les irá mejor en la vida, así ignorando todo vivirán felices, sin conductas dañinas que solo les hacen daño, que enferman, y nadie merece estar enfermo por odiar gratis a los demás. Bendice, crea, ama, brinda amistad de verdad, renuncia a eso que de mi parte he aprendido a ignorar.
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