Laberintos..

 A veces, es necesario saber en qué lugar te encuentras en este mundo.

A veces, es necesario que duela.

Es necesario, a veces, observar las cosas desde fuera.

Vivimos en un laberinto de emociones que, a veces, escapan de nuestro control.

A veces, es necesario perderse en él, para poder encontrarse.

No soy amante de los laberintos, sí de las emociones.

De las que te sacan la mayor de las sonrisas, y la más profunda lágrima, aunque a veces escueza, porque las emociones te llevarán a la salida, solo las emociones te harán encontrar tu lugar.

Que no, que ya no estoy para que me cuenten cuentos, estoy para para que me disfruten, para charlas hasta las tantas, discusiones cortas y reconciliaciones apoteósicas.

No, ya no estoy para amores a ratos, para aguantar más ley del hielo, ni desintereses estúpidos, estoy dispuesta para que me enciendan.

Para que me conquisten, me seduzcan y me demuestren, porque el cronómetro de mi tiempo va en una carrera a contrareloj con la vida y esta es invicta con miles de victorias a cuestas.

 No, ya no estoy para cuentos de hadas, de princesas desvalidas esperando a un principe, ni de malotes traumados con miedo a querer y que los quieran, que también yo siento miedo a que me vuelvan a hacer daño.

Pero cuando estoy dispuesta a darme voy con todo, con lo bueno, con lo malo y lo peor. No, ya no estoy para que me cuenten relatos y mucho menos milongas, estoy para que me hagan la protagonista de la historia.