Mi tipo de hombre no es uno perfecto que juegue a ser príncipe con todas sino que me presuma, que se sienta orgulloso de mí sin pedirle nada, que nunca sea una opción para él, no quiero un hombre perfecto, pero si real, que no empiece con juegos de ignorar, que siempre tenga su atención sin ser intenso ni posesivo, que me ame desde mi libertad como yo quiero hacerlo con él; que salgamos, que compartamos más allá de una cama, que me cuente cómo le fue, pero también pregunte como estoy, que no solo me busque para sexo ni que crea que ser un buen polvo es ser solo bueno en la cama, que me trate bonito como yo lo haga con él y que lo haga porque le nace no porque tenga que pedirlo.
El hombre que me gusta debe mirarme a mí estando conmigo, sin andar de coqueto en mis narices, decirme que estoy bonita sin tener que preguntárselo, debe saber que si me ignora me voy a ir sin tanto ruido y no importa que tipo de relación tengamos, pero que sepa que no solo soy una mujer para el goce de una cama sino para acobijarse conmigo, para reír como niños, para ser cómplices; el hombre que me gusta debe ser mi mejor amigo no solo un pedazo de carne para usar, porque no me interesa eso, a mí me interesa construir algo especial, no me gusta estar con alguien solo por sexo, para esa gracia sigo usando mi vibrador sin darme tanta mala vida, porque a mí me gusta un hombre inteligente, no alguien que solo ofrezca lo que tiene en medio de sus piernas ni que lo pueda tener cualquiera sino solo yo, porque me gusta la exclusividad.
El hombre que me gusta sabe que yo soy guerra pero también tranquilidad, quiero que sepa que soy esa mujer donde él puede encontrar complicidad, donde pueda ser él sin fingir perfección, una mujer que lo cuidará y lo abrazará cuando este triste o cansado, que sepa que mi interés es solo por él, porque me gusta la lealtad, no alguien efímero que solo venga a vaciar su vigor.
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