Si soy de esa clase de mujeres que te enervan, que te sacan de quicio, que se ausentan cuando sienten caer el mundo encima, pero que cuando estás cerca de ella te da esa calma que tanto necesitas, somos contradictorias, y no necesitamos ser las más empalagosas para mostrarte que nos importas, no cualquier hombre puede amarnos como somos, muchos han huido de nuestro lado porque no han sido capaces de entender el desmadre que llevamos, pero los que se han quedado han conocido una clase de amor que nunca encontraron en nadie más. No todas las mujeres somos iguales, dicen que unas somos más dañinas que otras cuando no nos entienden o cuando sencillamente nos quieren poner cadenas, porque es ahí cuando decidimos no aguantar. No hay mujer tan buena ni santa, pero a nosotras nos da placer ser malas, aunque en el fondo tengamos un corazón gélido que no lo derrite cualquiera, pero lo tenemos, es nuestra defensa ante los que quieran venir a jugar por diversión, porque entonces son los que más hablan cuando nos defendemos sacando nuestras garras. Y es que si nos provocas siempre nos vas a encontrar, porque nos encanta el exterminio de cucarachas.
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