Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mi, aunque confieso que me gusta que hablen mal porque eso significa que las cosas me van muy bien. De los mediocres no habla nadie y cuando lo hacen solo dicen maravillas.
La perfección apesta, me repele.
Todas esas mujeres y hombres que buscan
la perfección en los estereotipos creados
por la sociedad, me hacen vomitar.
La perfección es un pájaro enjaulado
que vive, come, caga y muere con
el solo propósito de ser admirado.
Yo quiero vivir libre, desplumado,
frío, desnutrido, pero libre. . .
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