No eres lo que los demás piensan de tí. Si entendiéramos esa simple frase dejaríamos de hacernos de menos, de creernos insuficientes, de sentirnos culpables por ser de esta forma y no de otra, de esforzarnos por encajar en un lugar que simplemente no es el nuestro... No, no somos los que otros creen o quieren que seamos.
Somos lo que somos y como somos, con nuestras luces y sombras, con lo bueno y lo malo. Nada más y nada menos.
No nos damos cuenta de las veces que desaprovechamos oportunidades, de las veces que no valoramos lo que tenemos y de las veces que olvidamos lo que significa estar bien. Me refiero a cuando existe algo que te impide hacer tu vida diaria, que te cambia por completo tu rutina. Ahí es cuando cambian las cosas. Cuando miras atrás y ves que no has disfrutado al máximo, cuando empiezas a pensar en todo lo que antes hacías y ahora no.
Parece fácil de entender y de asimilar, pero todo esto ha supuesto muchos dolores de cabeza y problemas de salud mental. Hoy es el día, pero mañana también lo será y debemos cuidarnos para que no nos sintamos pequeños cuando no somos como alguien espera. Tenemos y debemos ser como nosotros queremos y querernos
tal cual somos.
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